miércoles, 8 de mayo de 2013

Más fuerte que la propia vida


No tengo miedo a confesar que te hecho de menos, tengo miedo a lo que tu puedas decirme por respuesta a ello. La verdad es que ya no tengo miedo a nada, excepto a volver a perderme en tu mirada. Esa mirada que me abraza, besa y mima cuando más me hace falta. Una mirada que ahora anda perdida en los besos de otra, pero que de mi mente alborota.

Son días y noches enteras en vela recordando uno y miles de momentos y dime para qué, si nunca llega el día de ese esperado reencuentro. 

No necesito que me digas que me quieres, solo con que me mires durante un segundo más me basta. Dame una beso que pueda guardar para siempre, que marque mis labios de forma permanente, para así poder sacar miles de sonrisas sin tener que verte. 

Y es que lo único que puedo hacer es quererte, esto es lo único que puedo confesar, que nunca podré dejar de quererte porque eres esa persona que marcó una diferencia en mi vida, la que marcó un antes y un después, eres aquella persona por la que estuve dispuesta a darlo todo, incluso mi vida, eres aquella persona de la que me enamoré y de la que sigo enamorada, y aunque en mi mente lo intente negar, mi corazón seguirá sacando esas sonrisas al recordar nuestros momentos, pero estas seguirán de una lágrima que también me recordará que ya no estás a mi lado, y que esas miradas, esos días y noches contigo ya no las tengo, y debo conformarme con tu recuerdo. Un recuerdo cada vez más borroso, y que espero y tengo la esperanza que cuando el tiempo haya pasado, ese recuerdo solamente me saque una sonrisa al recordar mi pasado contigo, pero después una carcajada al ver que he sido más fuerte que la propia vida, y he podido seguir con mi vida sin ti, una vida que espero llenar de alegrías y de alguien que no solo me haga recordar, sino vivir cada día a su lado una y miles de experiencias, y no solo perderme en su mirada, sino perderme con él durante toda la eternidad.


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